1.1 INTRODUCCIÓN

Durante muchos siglos a lo largo de la historia de la arquitectura se ha reiterado la necesidad de supervisar y cuidar los bienes monumentales frente a acciones de destrucción o de "simple" alteración. Para ello, las civilizaciones antiguas propusieron directrices para el mantenimiento y la conservación de sus arquitecturas e sus hitos más importantes del pasado.

Tras unos tímidos comienzos a finales del siglo XVIII, la disciplina de la restauración arquitectónica encontró sus primeros portavoces "oficiales" en el siglo XIX, en pioneros que destacaron en diversos países como Francia, Inglaterra e Italia. A pesar de que al principio su legado fue contenido y tuvo difusión limitada, posteriormente ejercieron una gran influencia en el desarrollo de la teoría de la disciplina. En este marco, las Cartas de Restauración son sin duda también una de las medidas más conocidas que caracterizaron las propuestas metodológicas a escala internacional.

En Roma, en 1883, un grupo de ingenieros y arquitectos se reunieron por primera vez en una conferencia para debatir y llegar a un acuerdo sobre varias medidas que podían llevarse a cabo en las intervenciones en el patrimonio. Este proceso de mediación y discusión sobre principios y directrices culminó con la redacción de la primera Carta de la Restauración. A raíz de esta primera experiencia, desde principios del siglo XX se elaboraron sucesivamente diferentes Cartas de Conservación en distintas partes del mundo. Además, se publicaron numerosos documentos oficiales (cartas, recomendaciones y declaraciones entre otros) con el nombre de las distintas ciudades donde los países miembros de las organizaciones celebraron estas reuniones.

Cabe señalar que las diversas Cartas nunca aspiraron a tener valor coercitivo o legislativo, sino que son más bien recomendaciones, que insisten en sensibilizar a los especialistas sobre los peligros/beneficios de las acciones de conservación a tenor de la aplicación de criterios técnicos inadecuados/pertinentes que finalmente afectan a un bien cultural concreto. En la actualidad, la naturaleza y el contenido de estas Cartas han cambiado, ya que han evolucionado considerablemente en comparación con los documentos redactados anteriormente. Las Cartas más recientes, sobre todo las del siglo XXI, son especialmente complejas y mucho más matizadas que los primeros documentos, tratan de principios más amplios, como consecuencia de las dramáticas guerras del siglo XX.

La interpretación de estas cartas puede seguir varios patrones. Un posible enfoque consistiría en estudiar su evolución cronológica. Otra opción se centraría en una interpretación tangencial e interdisciplinar de cuestiones concretas, así como de los posibles conflictos a resolver a lo largo del tiempo. Finalmente, una posible interpretación consideraría el impacto y la repercusión de las cartas (y otras declaraciones o recomendaciones) a lo largo del tiempo, así como su adopción por organizaciones de renombre internacional como ICOMOS y la UNESCO.

NOTAS SOBRE LA TEORÍA DE LA RESTAURACIÓN

La comprensión de la situación actual de la restauración, los criterios que la rigen y el papel de los profesionales en este campo, pasa por un análisis de la evolución la disciplina de la restauración. Existen numerosos estudios sobre este tema, esenciales para garantizar una conservación científica responsable y acorde, sobre todo, con las exigencias y la cultura de nuestro tiempo. Aunque la conservación de obras de arte y arquitectura ha estado presente desde la Antigüedad hasta nuestros días, se pueden identificar dos etapas muy diferenciadas a lo largo de la historia. En un primer periodo precientífico (que abarca desde las primeras civilizaciones históricas hasta el siglo XVIII), la conservación de monumentos, pinturas y esculturas era decididamente artesanal y empírica, orientada sobre todo a reparar y prevenir el daño y el deterioro, reconstruir elementos perdidos o modificarlos para adaptarlos al gusto, la ideología o cualquier otro argumento (económico, político...). Los métodos se guardaban celosamente en los talleres de los artistas, ya que en términos profesionales no existía diferencia entre las prácticas de creación artística y las de conservación.

El segundo momento o periodo científico (s. XIX y XX) coincide con la interpretación moderna del patrimonio y la necesidad de conservarlo para transmitirlo a las generaciones futuras. Las teorías de intervención basadas inicialmente en una sólida conciencia histórica y en el conocimiento de los diferentes valores del monumento, y posteriormente del patrimonio arquitectónico constituyen el núcleo central de la disciplina. Paralelamente, los avances tecnológicos y el desarrollo de una creciente conciencia profesional propiciaron estudios e investigaciones sobre los métodos más adecuados para garantizar el conocimiento y la supervivencia de la arquitectura histórica.

Last modified: Tuesday, 24 October 2023, 9:45 AM