La arcilla es un material natural que puede utilizarse como material de construcción. Los módulos de tierra arcillosa se pueden secar al aire, los ladrillos pueden ser secados al aire o cocidos. El adobe, una suerte de ladrillo hecho a mano y secado al
aire, es un material más frágil que el ladrillo, que necesita fuego para alcanzar la temperatura adecuada de cocción y es generalmente más duradero (Vegas Mileto 2007).
El adobe, que es una mezcla de arcilla, áridos o paja y agua, se endurece al aire, aunque sigue siendo quebradizo. Para evitar la retracción, la arcilla se complementa con fibras de paja cortadas, o a veces con piedra, por ejemplo en Francia (Juvanec
2010).
Existen dos sistemas de utilización de la arcilla: el trabajo manual como barro amasado y el trabajo a pie o barro apisonado. Estas construcciones pueden tener cualquier dimensión, sin reglas tradicionales. Las dimensiones dependen del uso: tanto para
humanos como para animales.