ESTRATEGIAS DE FINANCIACIÓN
La financiación es clave en la realización de cualquier modelo o plan de gestión del patrimonio y el punto de partida de todas las acciones que se lleven a cabo a cualquier nivel. Naturalmente, la financiación por sí sola no basta para obtener buenos resultados, sino que debe ir acompañada de valiosos conocimientos profesionales, una gestión meditada y programas elaborados que creen sinergias y valores indiscutibles en el ámbito del patrimonio cultural, lo que se traducirá en un buen mantenimiento de los sitios y objetos patrimoniales o en un desarrollo significativo de los mismos en forma de renovaciones, restauraciones o reutilizaciones adaptativas.
En general, la principal responsabilidad financiera en cuestiones relacionadas con el patrimonio corresponde a los distintos niveles de gobernanza nacional: a nivel de país, a nivel de las regiones o provincias y, por último, a las autoridades locales, tal y como se define y especifica en el ordenamiento jurídico de cada país. Sin embargo, esta responsabilidad se comparte con todos los propietarios privados de bienes con una importancia patrimonial considerable y con todos los agentes importantes de la sociedad civil en forma de fundaciones benéficas u otros tipos de organizaciones no gubernamentales que ayudan al Estado en temas de gestión del patrimonio, ya sea a nivel local o con un enfoque a nivel estatal. La proporción de propiedad estatal sobre el sector privado y civil influye enormemente en las posibilidades y herramientas de que dispone la gobernanza para lograr un impacto considerable en los procesos. A continuación se enumeran los sistemas de financiación más importantes que utilizan las autoridades estatales:
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Financiación dentro del marco institucional del Estado
Las instituciones del Estado, incluidos todos los museos, los departamentos de arqueología y gestión del patrimonio de los distintos ministerios, etc., disponen de su propia parte del presupuesto anual para llevar a cabo las actuaciones necesarias en los sitios patrimoniales, desde el mantenimiento y las restauraciones hasta la organización de eventos culturales y la publicación de contenidos informativos. La gobernanza también tiene la capacidad de dar más prioridad a determinados proyectos en su propio marco organizativo asignando más fondos a tareas específicas.
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Ayudas al patrimonio
>Una parte de la financiación disponible puede distribuirse a través de subvenciones al patrimonio. En estos casos, la financiación es utilizada por otras instituciones, pero totalmente de acuerdo con el enfoque y las normas de financiación definidas por el distribuidor de la subvención. Este tipo de subvenciones existen en muchos países europeos y ofrecen ayudas para la conservación y restauración de monumentos y para la financiación de proyectos culturales y patrimoniales. A escala europea, también pueden incluirse en esta categoría varios tipos de subvenciones, como Europa Creativa, Norway Grant, Erasmus+, Horizont Europe, etc., aunque no se trate de subvenciones específicas para el patrimonio.
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Impuesto sobre el patrimonio
Las posibilidades de financiación estatal descritas en los puntos 1 y 2 están siempre limitadas a la disponibilidad exacta del poder monetario distribuible, por lo que los gobiernos pueden introducir más herramientas de apoyo al sector. Una forma de hacerlo es introducir un impuesto especial que pueda apoyar directamente al sector o a una sola institución especializada. Utilizando un método de priorización de este tipo se puede resaltar significativamente la importancia de los temas relacionados con el patrimonio y también se puede hacer hincapié en la responsabilidad común de los ciudadanos. Siguiendo la misma lógica, los impuestos sobre el patrimonio suelen imponerse a bienes y actividades de lujo como el turismo, ya que o bien no se consideran tan valiosos para la sociedad en general o bien tienen un efecto negativo continuo sobre el estado de los monumentos, como ocurre en el caso del turismo de masas. Un buen ejemplo de este tipo de impuesto turístico es la "Imposta di soggiorno" de Italia, que se declara oficialmente destinada a apoyar la conservación y preservación del patrimonio cultural.
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Incentivos fiscales
Los incentivos fiscales son otra herramienta útil a través de la cual los estados pueden ayudar a alcanzar mejores situaciones en el estado de los monumentos. Su eficacia radica en animar al sector privado (particular, institucional o empresarial) a invertir en el mantenimiento y la restauración adecuados y honestos de sus bienes catalogados. Como estímulo, los inversores podrían beneficiarse de un impuesto reducido de uno o varios de los siguientes tipos: IVA, impuesto sobre la renta, impuesto sobre el patrimonio, impuesto sobre sucesiones o impuesto sobre donaciones. La idea que subyace a una norma de este tipo es que el patrimonio cultural tiene importancia tanto social como económica, por lo que quienes se encargan de cuidar estos objetos merecen un apoyo más amplio de la sociedad.
Sin embargo, los distintos países se enfrentan a retos diferentes y pueden hacer frente a las posibilidades que se les presentan debido a su diferente historia y experiencias culturales. Mientras que en Europa Occidental más del 65% de los edificios históricos son propiedad de empresas privadas o particulares, en los países del antiguo bloque soviético la mayoría de los monumentos siguen siendo propiedad del Estado. En este último caso, la fiscalidad tiene un efecto mucho menor, por lo que el uso de este tipo de herramientas no puede ser tan eficaz como en Occidente, donde la propiedad privada y las contribuciones tienen una tradición más larga y rica.
Aunque los incentivos o créditos fiscales pueden resultar atractivos para que los propietarios inviertan en el mantenimiento adecuado de sus inmuebles, como resultado de recurrir a la reducción fiscal, también podrían tener que comprometerse a abrir su edificio de importancia histórica al público durante un número determinado de días (por ejemplo, 80 días) al año.
Las principales formas de incentivos fiscales en uso son las siguientes:
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Exenciones fiscales: los bienes (por ejemplo, los monumentos catalogados) pueden estar totalmente exentos de ser objeto de impuestos de sucesiones, patrimonio o donaciones, por lo que no hay impuestos en el caso de determinados bienes dentro de unas determinadas condiciones. Por ejemplo, en Polonia "el impuesto de sucesiones sobre edificios históricos puede ser del 0%, si el propietario contrata el mantenimiento de acuerdo con la ley de monumentos históricos y con la confirmación del conservador del distrito. En todos los demás casos, el tipo impositivo es del 50%. Las donaciones de bienes culturales están gravadas con un tipo impositivo inferior, del 15%. No hay impuesto sobre el patrimonio. Los impuestos locales sobre la propiedad de edificios históricos no utilizados con fines comerciales pueden tener un tipo del 0%".
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Desgravaciones fiscales (deducciones): en este caso, la base imponible puede reducirse mediante deducciones si se cumplen determinadas condiciones. En los Países Bajos, por ejemplo, las personas físicas propietarias de un edificio registrado de interés histórico pueden deducir de su base imponible el 80% de determinados gastos de mantenimiento y restauración".
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Créditos fiscales: esta forma permite reducir el impuesto (normalmente el impuesto sobre la renta) en sí, no sólo la base imponible, por lo que se considera una forma más eficaz en comparación con las deducciones fiscales. En España, los costes de adquisición, reparación, restauración y apertura de edificios históricos pueden deducirse del impuesto sobre la renta hasta un 25% del impuesto, con un período de prórroga de 4 años, a condición de que se abran gratuitamente cuatro días al mes".
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Porcentajes impositivos reducidos: si se cumplen determinadas condiciones, puede aplicarse un porcentaje impositivo inferior. Es habitual utilizar este tipo de incentivos en relación con el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Por ejemplo, en España todas las obras en edificios históricos se gravan con un tipo de IVA reducido del 7% (en lugar del 16% habitual).
Donaciones y crowdfunding
Los agentes de la gestión del patrimonio -ya procedan del sector privado o del público- no pueden prescindir de recaudar donativos directamente de distintas fuentes, desde particulares hasta grandes empresas. Estas donaciones benéficas pueden suponer una gran parte del presupuesto total de las obras patrimoniales y puede ser valioso incluso para las empresas multinacionales globales participar en este tipo de patrocinio benéfico.
Una forma sencilla de conseguirlo es a través de las cuotas de los socios, que les permiten participar en las actividades y eventos diarios de la organización más que los visitantes normales. Desde el punto de vista de las instituciones, las cuotas de los socios pueden suponer un ingreso regular muy útil para las instituciones patrimoniales, ya que ayudan a sufragar los gastos de funcionamiento. Además, la confianza ganada gracias a una mayor implicación puede permitir a los miembros donar ocasionalmente también mayores cantidades para objetivos específicos.
En caso de que un proyecto específico necesite financiación adicional, una solución frecuente es iniciar una campaña de crowdfunding. No es ni mucho menos un invento nuevo recaudar fondos del público especificando el objetivo exacto al que se destinarán los fondos recaudados, pero la tecnología moderna ofrece ahora muchas formas nuevas de recaudar dinero de forma eficaz para determinados objetivos, desde publicar un nuevo libro hasta ayudar a restaurar un edificio monumental. Sin embargo, lo que no ha cambiado desde los viejos tiempos es la gran cantidad de esfuerzo, tiempo y mano de obra que hay que dedicar a una campaña de este tipo para llegar con éxito al mayor número posible de simpatizantes. Páginas web como GoFundMe, Kickstarter, Classy y muchas otras facilitan considerablemente la realización de campañas de crowdfunding efectivas y exitosas de forma online, sobre todo si se cuenta con profesionales que realicen el trabajo de marketing. El resultado es el mismo que antaño: los patrocinadores pueden apoyar un proyecto de restauración ladrillo a ladrillo. Naturalmente, aquellos que puedan permitírselo, podrán apoyar el proyecto con más unidades, pero cada ladrillo cuenta y es necesario para el éxito, cada contribución es importante.
En la mayoría de los países también existen ventajas fiscales para el mecenazgo: "los donantes (particulares, empresarios, empresas, etc.), que apoyan económicamente las actividades de preservación y conservación de los bienes del patrimonio cultural mediante donaciones, disfrutan de deducciones fiscales en su impuesto sobre la renta de las personas físicas o jurídicas". Por ejemplo, "en Italia, el régimen de Bonificación Artística concede una desgravación fiscal del 65% a las personas físicas, organizaciones sin ánimo de lucro y empresas que realicen donaciones benéficas en apoyo de la restauración y el mantenimiento de bienes culturales públicos (monumentos, edificios históricos, obras de arte, etc.) o instituciones culturales públicas (museos, bibliotecas, archivos, zonas arqueológicas, parques), etc.".